domingo, 21 de septiembre de 2008

Ofrenda al Sacerdote Mestizo

No estoy seguro de que Rockdrigo haya muerto. Bueno, médicamente colgó los tenis hace 23 años, pero la vida de la leyenda llamada Rockdrigo González comenzó en el momento en el que se anunció la muerte.

Seamos sinceros, Rockdrigo era ignorado por muchos antes de su muerte, pero después de ella se volvió más grande que lo que fue en vida. Podría caer en las típicas comparaciones de los grandes rocanroleros que murieron en sus mejores momentos (Joplin, Hendrix, Morrison y Cobain), pero hay una gran diferencia entre ellos y Rockdrigo: los grandes roqueros ya llenaban estadios y eran –comercialmente- conocidos en todo el mundo, Rockdrigo aún no lo era y al parecer aún hasta hoy somos relativamente pocos los que lo conocemos y admiramos. En suma, Rockdrigo aún sigue remando contra la marea para inundar con sus canciones nuestros oídos.

Sin embargo, Rockdrigo sí tiene una semejanza con aquellos roqueros: el gran momento que vivían. Aunque el Sacerdote Mestizo (mal conocido como El Profeta del Nopal, pues él nunca se autonombró así, El Profeta del Nopal era ese ente que lo orilló a hacer canciones. Rockdrigo se apodaba El Sacerdote Mestizo) no llenaba estadios, comenzaba a sobresalir en esa nueva generación de roqueros mexicanos. Simplemente, Rockdrigo estuvo a punto de ser firmado por una disquera (no recuerdo cuál) antes de su muerte, las grabaciones actualmente están en garras de José Xavier Navar. Quizá, si Rockdrigo no hubiera muerto, hoy ya llenaría al menos el Metropolitan, así como muchos de sus hijos musicales como El Haragán y Liran Roll.

Sus letras aún no han sido superadas. Parecería que las escribía mientras estaba pedo, parecería que sus letras son incoherentes y estúpidas, pero la neta no lo son. Sus metáforas le rompen la madre a cualquier rola de Saúl Hernández (Las Insólitas Imágenes de Aurora, Caifanes, Jaguares) o León Lárregui (Zoé). Cada palabra mal cantada encierra un sentimiento nato y netas citadinas. González ha creado escuelas, una es la del rock urbano ya explorado por muchas otras bandas antes que él; la otra es la del rock rupestre en el que la voz desafinada y la guitarra de palo son protagonistas. Es más, Rockdrigo es un paradigma del rock nacional. Rockdrigo no es nuestro Bob Dylan, Rockdrigo es Rockdrigo y punto.

Murió un 19 de septiembre de un pasón de cemento y, tal como muchas veces cantó, lleno sus bolsillos de escombros del destino. Pero del cemento de esos escombros se edificó su leyenda, su legado. En un instante (no distante) se esfumó su sueño, pero resucitó en los sueños de muchos otros pubertos ansiosos por hacerle el amor a la guitarra de palo tal como él lo hacía. Nos escupió sus canciones y nos dibujó sus garabatos en la mente. Se portó sensato y nos soltó la mano para que nosotros busquemos a nuestro propio Profeta del Nopal. Se murió y nos dejó solos en este tiempo de híbridos de ranchos cibernéticos. ¡Cuánta razón tenías Rockdrigo!

…..Huehuecoyotl/////



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